La amenaza que pende sobre más de tres millones de trabajadores, cuyos convenios colectivos pueden desaparecer el 8 de julio, está a punto de quedar desactivada. El pasado martes CCOO y UGT presentaron a la CEOE una nueva propuesta para conjurar el peligro del fin de la ultraactividad –la prórroga automática de los convenios, que la reforma laboral redujo a un año– y la patronal no parece haberla acogido con desagrado. Los empresarios han prometido una respuesta la próxima semana, de forma que el posible acuerdo se ponga en marcha de forma inmediata, el día 15.
Los sindicatos plantean a la CEOE que los convenios en negociación se prorroguen el tiempo necesario hasta llegar a un acuerdo, mientras que los bloqueados recurran de inmediato a los sistemas de solución extrajudicial de conflictos: mediación obligatoria o arbitraje voluntario, ya sea en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) para convenios de ámbito nacional, ya sea en los correspondientes servicios autonómicos.
Del debate en el grupo de trabajo que sindicatos y patronal crearon para evitar el vacío normativo –y la conflictividad– a partir del 8 de julio, se ha caído, pues, la discrepancia sobre plazos. En un primer momento, CCOO y UGT pidieron un año de prórroga para los convenios en peligro. El pasado 17 de abril, en una rueda de prensa para explicar los acuerdos de su junta directiva, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, se mostró dispuesto a conceder seis meses más de plazo a los convenios,estableciendo un “orden del día” con las cuestiones que se pudieran debatir.
El próximo día 16, los responsables de los sindicatos y la CEOE serán recibidos en La Moncloa por el presidente del Gobierno, ante quien podrían exhibir su flamante pacto.
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